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AHORA QUE EL MUERTO ESTÁ FRESCO

Publicado: 2016-11-30

Fidelito, barbón, larguirucho, afable y tierno, locuaz, luchador, corajudo, terco como una mula, idealista, romántico, socialista, comunista y humanista, rojo, rojete, colorado y picante, protagonista, hito, piedra -que diga rocón- en el zapato yanqui, maestro de la lucha social en la Latinoamérica de los sueños rotos y alumno aplicado de la ambición y de la soberbia de los misiles soviéticos. Si acaso le alcanza la levantada de ceja, ángel de alas de fuego que incendió cada corazón que habitaba la isla; el resto de corazones fugaron a Estados Unidos (y está bien). Que te admiro. Que te odio. Que si fuiste un dictador. Que si un revolucionario al que hay que amar. ¡Viva la revolución! Cualquiera fuese el motivo, contexto, pretexto, ideal, bandera, necesidad, gusto a medias, hombres, muertos, hombres muertos, ¡viva! Sí, Fidelito se lleva muchos muertos a la tumba, pero ¿cuántos se han de llevar Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo y el propio Obama?

Consulto, Fidelito, 50 años después de que tu bota soberana pateara el trasero capitalista de Batista, ¿qué tenemos hoy en Cuba? Bocas cerradas atemorizadas que le temen a la libertad de expresión, lisonjas del plátano colonialista que se fríe en el calor de las calles de La Habana. Trovadores, mendigos, poetas, periodistas, activistas, arribistas, seres humanos disidentes que hacen huelgas de hambre y que aún después de muertos siguen hablando. Aliados de medio pelo y de pelo completo que le aplauden hasta los eructos al brother Raúl; ahí están Maduro, Correa, Evo, Ortega y los que vienen detrás. Sendas camisetas del “Che”, que fuesen en mi infancia el primer referente de la Revolución Cubana, que como la Rusa, la China, la Francesa y la Americana, llenan de sangre y de honor (?) las polvorientas páginas de la historia. No todos son tan “blandos” como Mahatma Gandhi.

He aquí la paradoja: en la isla de los puños socialistas que huele a carne caducada, la gente no se queja ni por educación, ni por salud, ni por cultura, ni por deporte, ni por seguridad, ni por justicia (tengo mis argumentos para refutar esto). La utopía de Marx a media caña. Ahí están los que te comparan, Fidelito, con Bolívar y luego con Hitler. Te adoran, te vanaglorian y te escupen. Interrumpe el flash informativo de la CNN: 25 de noviembre, lloran en Venezuela y celebran en Miami. ¿And now, chico? Se desdibuja el mapa del último bastión que en su rojiza categoría modeló el mundo. La Guerra Fría se congela. Al norte, un oso polar de la Coca Cola de la derecha, negra en su interior y de rubia cabellera, se acicala el metálico corazón para construir un muro más grande que su ego en contra de las golondrinas peregrinas que lo amenazan al sur de la frontera. Se lava las manos y patea el tablero porque él, de la tierra de Castro, no quiere saber nada. Putin, agarra esa flor.

El comandante se ha ido y nos ha dejado una Cuba que huele a libertad y, a pesar de ello, a cenizas.


Escrito por

Jorge Pérez Baca

Alguien me dijo "escribe, escribe, que algo queda". Redes de pesca: @jorgeperezbaca.


Publicado en

LA VOZ Y EL MARTIRIO

Esa no era una pipa y esta no es una columna.