#ElPerúQueQueremos

FOTO: INTERNET

VIERNES 13 EN PARÍS

Publicado: 2015-11-16
Ladridos de perros con turbantes. Ladridos que se escapan de sus sórdidos espíritus. Vociferan en el último piso de la Torre Eiffel. Lanzan llamaradas de humo que circundan los confines del mundo. Perros malhechores que muerden la mano de quien les da de comer. Perros asesinos que infunden terror en este viernes 13. Estridentes son sus voces que divagan autoritarias en el patio de la pizzería, en el estadio, en el concierto, en el café, en la calle; al son de ráfagas de disparos y granadas que conmocionan al planeta. Una masacre contada por labios de todos los rincones del orbe. Más de 100 almas liberadas del hoy, del ahora, del espantoso mañana. Le Bataclan en cuidados intensivos. Hollande en su laberinto. El castigo y la culpa de un país que quiso hacer suya una causa. La xenofobia que navega discriminante en las aguas del Mediterráneo. El estado de emergencia de un país lacerado. Una batalla ganada por el horror. La ciudad luz en llamas. Raqqa sufriendo el escarnio de una orden envenenada. Tropas de bárbaros salvajes que atraviesan el cielo de Siria desde el primer mundo reteniendo en sus dientes el calor de la venganza. Estados Unidos llorando fingidamente mientras amanece en Medio Oriente. Netanyahu golpeando su pecho abierto desde donde se pueden apreciar cabezas decapitadas de cadáveres palestinos. El fantasma de Aylan Kurdi levitando frente a Merkel, mientras esta sigue cerrando las puertas de Berlín. Refinerías de petróleo árabe siendo derribadas por aviones americanos. Un califato figurando en un mapa dibujado con sangre inocente. Mahoma yendo a la montaña a recoger a sus muertos, víctimas de la detonación de bombas enviadas desde el despacho de Putin. Judíos renunciando a su hermandad. Hebreos pisoteando su cofradía. Lágrimas chiítas combatientes en Persia. Proyectiles yihadistas sin perdón. Un fundamentalismo proveniente de las mentes más retorcidas que comandan el Isis. Asesinatos en Jerusalén. Matanzas en Cisjordania. Crímenes en Trípoli. Estallidos en Bagdad. Homicidios en Palmira. Destrucción en Damasco. Masacre en París. Y ante esto, Europa en alerta. Las Naciones Unidas tapando sus sucios oídos para no escuchar las súplicas de moribundos hijos de Alá. Padres kurdos perdiendo a sus hijos en altamar, a bordo de un bote en el que escapan muertos vivientes. Misiles de Al-Qaeda siendo disparados desde la Casa Blanca. Estudiantes mutilados danzantes en medio de una explosión en Nigeria. China y la Unión Europea, vecinos que cierran sus ventanas para no escuchar los bombardeos de ciudades miserables. Turquía y Arabia Saudita incendiando sin piedad las fronteras en toque de queda. La guerra santa comandada por bestias apocalípticas. Repúblicas musulmanes en medio de un holocausto que lacera y mata sin piedad. Enfrentamiento de dioses, ideologías, civilizaciones. Niños contra militares armados hasta los dientes. Niños siendo disparados por manos occidentales que se visten con telas santas. Niños llenos de agujeros y en estos las balas de escopetas de contrabando. Niños despedazados, tirados entre los escombros de Gaza. Niños que se cuentan por miles, otros tantos siendo reemplazados por lloriqueos de madres inconscientes. Francisco vestido de blanco pidiendo perdón desde El Vaticano, mientras Osama cuenta sus millones en su apócrifa tumba. Disidentes que duermen en carpas esperando redención. Terroristas que aguardan las tinieblas para infundir pavor. Salvajes jinetes del averno adoradores de Hitler. Satán riendo a carcajadas desalmadas posado en la cima de la Mezquita más próxima, disfrutando del paisaje armagedoniano. El fantasma de la desolación. El drama de la libertad convertida en el llanto de civiles en el paredón a punto de ser fusilados. Vírgenes apuñaladas con sables de oro moro. Dinares arrojados al abismo de Megido, al que fueron lanzados los derechos humanos. Dólares y Euros camuflados en los bolsillos de militares foráneos en tierra apostólica, zona mártir, naciones condenadas a la muerte. Nido de víboras que tragan inocencia. Títeres de los dueños del mundo que bailan al ritmo de cánticos políticos y económicos. Embajadas ciegas, sordas y mudas. Refugiados que aguardan resucitar. Alrededor del mundo, una cruzada de banderas francesas disfrazando rostros hipócritas que siguen yendo a misa. Que recuerdan las tragedias a su conveniencia, como cuando se enteraron de Charlie Hebdo y alzaron el banderín blanco manchado de sangre. Víctimas de sus impulsos sociales. Pobres snobs. Esclavos de occidente. Marionetas del poder. Atrapados en las redes impuestas por el sistema. Pseudos ateos que se unen en una cadena de oración y elevan sus plegarias por razones equivocadas. Petimetres que visten túnicas apretadas y cortas. Que nunca en sus comodinas vidas han visto el canibalismo devorando la infancia de un país. Y si acaso, nunca se identificaron con la lucha por la alianza de un sendero de calma. Ojos extranjeros que aprecian a través de la pantalla el desastre y que se atreven a marchar exigiendo el alto al fuego y la caída de la religión como doctrina de una semilla despiadada sembrada en los corazones de perros militantes que hoy hacen llorar a un mundo a punto de estallar. Paz ausente que se escapa del grito que poco a poco, que poco a poco se nos apaga.

Escrito por

Jorge Pérez Baca

Alguien me dijo "escribe, escribe, que algo queda". Redes de pesca: @jorgeperezbaca.


Publicado en

LA VOZ Y EL MARTIRIO

Esa no era una pipa y esta no es una columna.